“resetearse” y “recetearse” suenan parecido, y puede que en el fondo sean lo mismo.
A veces nos autorrecetamos dependencias:
el café que creemos necesario,
el postre que promete dicha,
la copa de vino que juramos saludable.
El cuerpo, sin embargo, digiere otra historia:
se acelera, se inflama, se irrita.
Y entonces entendemos que ya no basta una receta…
hay que resetearse.
Reiniciarse.
Cambiar el aire, la compañía, la energía.
El agua que bebemos, el jabón que usamos,
todo forma parte de la alquimia diaria.
Resetearse es crear una nueva receta.
No desde cero — from scratch —
sino desde
el saber de ese sabor inicial:
del placer de alimentar al cuerpo con respeto,
según su verdad del día,
no por costumbre ni por moda.
Sé tu propio chef,
aunque no sepas cocinar.
Crea esa receta a tu gusto,
para que el cuerpo vuelva a tenerte a vos,
tenga voz,
y disfrute la vida,
que sepa a vida.
Pat Lezama 