

El NO es una palabra de dos letras que se encuentra en todos los diccionarios.
La anécdota: Un día, mientras caminaba por el barrio Logan en San Diego, CA, me encontré con una artista que regalaba calcomanías (stickers) con la palabra NO en el centro de la silueta de la cara de una mujer. Me gustó el diseño, así que decidí pegarla en la parte de atrás del protector de mi celular.
Un día, noté mi teléfono invertido y me di cuenta de que la palabra NO, al ser leída al revés, se convierte en “ON”, una palabra que en inglés significa “encendido” o “activado”. Esta curiosa coincidencia me llevó a reflexionar sobre el juego del lenguaje: el poder del NO, que en su sombra, puede ser un potenciador de posibilidades.
La reflexión:
Por esos días, en un grupo de amigas, estábamos discutiendo la dificultad que enfrentamos como adultas para establecer límites, y aún más, para sostenerlos. Hablábamos sobre cómo a veces es tan complicado decir NO a ciertos favores, rechazar trabajos explotadores, o expresar sin miedo lo que realmente queremos. Muchas veces, ese NO se queda atascado en la garganta, gritando por salir, pero aún así, nos cuesta hacerlo.
Como maestra de niños, de dos años hasta adultos, he observado cómo para los más pequeños es tan fácil decir que NO: ¨NO quiero comer más, NO quiero tomar agua, NO me quiero lavar las manos, NO me quiero ir del parque¨. Con el tiempo, esa autonomía y seguridad para expresar lo que NO queremos hacer pareceriera desvanecerse.
El asunto es que el NO se ha visto como algo negativo, una fuerza oscura que cancela y destruye, mientras que el SÍ se percibe como algo positivo, que crea y fluye.

Entonces me pregunté: ¿qué pasa si el límite, ese decir NO hacia afuera, refleja lo que se activa en nuestro interior? El límite no es solo lo que manifestamos externamente, sino también lo que enciende nuestro entendimiento y nos protege, aceptando que, en cualquiera de las opciones que tomemos, hay una renuncia.
¿Sí o No? Esta dualidad nos recuerda que las palabras tienen una energía intrínseca. Lo que parece ser un simple rechazo puede en realidad, ser un acto de afirmación hacia algo más valioso o significativo.
Crédito de la imágen1
A veces, en el intento de complacer a los demás y de no saber decir NO a tiempo, terminamos perdiendo nuestros propios intereses y sueños.
Empecé a escribir cada noche, tres razones para agradecer el día vivido.
Y me he encontrado celebrando lo que sí alcancé a hacer, borrando esos ¨no alcancé a hacer todo lo que tenía que hacer, no fui capaz, no me quedó tiempo¨.
Convirtiendo mi recuerdo del día en pequeñas victorias, un pequeño progreso, entonces antes de cerrar los ojos y dormirme, el mensaje que permanece es: hice xyz, alcancé a hacer x, fui capaz de y, me quedó tiempo para z.
Se trata de activar el NO, sin convertirnos en positivistas empedernidos de los que solo ven en positivo, intento aprender a confiar en que el NO otorga control del bienestar que es propio, sin cederle la responsabilidad a nadie.
El “no” y el “sí” son dos palabras simples pero poderosas que encapsulan la esencia de nuestras decisiones y experiencias.
Sin embargo, es en la relación entre ambas donde encontramos una profunda sabiduría. El “NO” no es simplemente la ausencia del “sí”; es su complemento. Mientras que el “sí” nos impulsa hacia adelante, el “no” nos ancla y nos activa el discernimiento, la pausa.
crédito de la imagen: .2
La relación entre lo que se niega y lo que se afirma es dinámica. Al establecer límites claros con el “no”, creamos espacio para el “sí” auténtico, liberando nuestra energía para aquello que realmente resuena con nosotros.
Gracias al gesto casi inconsciente de pegar esa calcomanía, se convirtió en una pequeña pero poderosa afirmación en medio de mi rutina diaria.
Ahora, para calmarme y atreverme a hacer algo, ya no repito: “NO tengo miedo”.Ahora me digo: “Tengo miedo, pero me atreveré a hacerlo. Quizás me dé vergüenza, pero lo haré.”
“Move ON”.
Imá


A wonderful post and I was smiling all the way through! I loved the last paragraph! 🤗🌹🙋♂️
Gracias, gracias, thank you!
I appreciate your words, always 🙂
P.