He celebrado Halloween desde que me recuerdo. Una mañana de octubre, caminando en el jardín de mi casa, me pareció ver una pata de gallina emergiendo de las entrañas de la tierra.

Me quedé contemplándola. Intentando adivinar las razones por las que ella se aferraba a las raíces de un árbol presente. Entonces comprendí, llevándome las manos a mi rostro, que pareciera que las memorias quisieran ser recordadas, y la única manera que encuentran en el tiempo, es surcando la superficie de la piel. Clavando sus garras, arando millares de risas, llantos y penas, hasta hendirse en el rabillo de los ojos.

Después de tantos trick or treats cantados, de tantas máscaras puestas y disfraces usados, hoy, finalmente agradezco esta aparición afuera, que se reflejó ante mí, como espejo.

Las patas de gallina aparecen un día para no irse jamás, para tergiversarse en las historias de otras vidas, en nuestras vidas, quizás cacareando por nuestra atención, para que de una vez y para siempre, honremos dignamente, su presencia.

Crow´s feet apparition

I have celebrated Halloween for as long as I can remember. 
One morning in October, walking in the garden of my house, I thought I saw a crow´s feet emerging from the depth of earth.

I stared at it. Trying to guess the reasons why it was clinging to the roots of a present tree. Then I understood, posing my hands to my face, that it seems that memories want to be remembered, and the only way they find in time is by furrowing the surface of the skin. Sinking its claws, plowing thousands of laughs, tears and sorrows, until splitting in the corner of our eyes.

After so many trick or treats sung, so many masks on and costumes worn, today, finally, I am grateful for this appearance outside, which was reflected before me, like a mirror.

Crow´s feet appear one day to never leave, to distort themselves in the stories of other lives, in our lives, perhaps clucking for our attention, so that once and for all, we worthily honor their presence.